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Piel del rostro áspera, ¿cómo solucionarla?

Piel del rostro áspera, ¿cómo solucionarla?

Coralie Techer

La piel áspera del rostro puede deberse a varios factores más o menos importantes. ¿Cómo solucionarlo? Te lo contamos todo.

La piel del rostro áspera y seca se caracteriza por una textura desigual, granulada o áspera al tacto en el estrato córneo. También puede ir acompañado de la aparición de piel enrojecida o escamas blancas. En algunos casos, la piel áspera del rostro puede considerarse una enfermedad de la piel. Afortunadamente, existen soluciones efectivas para remediar este problema y recuperar rápidamente la textura suave y tersa de la piel pero también decir adiós al cutis apagado que generalmente va de la mano.

Simplemente explore diferentes métodos y consejos para encontrar el tratamiento ideal para la piel áspera del rostro. Centrándote en la hidratación, la exfoliación, los cuidados adecuados y los buenos hábitos a adoptar, puedes estar seguro de encontrar una piel como la de un bebé...

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¿Cuáles son las posibles causas de la piel áspera?

Varios factores pueden contribuir al aspecto granulado o áspero de la piel, que son:

Deshidración

La falta de hidratación es una de las principales causas de la piel áspera y de aspecto granulado. Cuando la piel no recibe suficiente hidratación, puede volverse seca, deshidratada y por tanto áspera al tacto. En algunos casos, esto puede incluso provocar queratosis pilar (pequeñas manchas rojas en la superficie de la piel que dejan una sensación granulada). Para remediarlo, es necesario adoptar una rutina de belleza adecuada pero, sobre todo, beber suficiente agua.

Exfoliación pobre (o inexistente)

La acumulación de células muertas en la superficie de la piel puede provocar una textura áspera. Si la exfoliación no se realiza de forma regular o adecuada, las células muertas pueden obstruir los poros y provocar piel áspera.

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Factores ambientales

La exposición excesiva al sol, el viento, el frío o condiciones climáticas extremas puede dañar la barrera protectora de la piel, provocando sequedad y aspereza.

Factores genéticos

Algunas personas naturalmente tienen la piel más áspera debido a factores genéticos. La textura de la piel puede verse influenciada por la herencia y puede ser más propensa a la sequedad y aspereza o

El paso del tiempo

El proceso natural de envejecimiento también puede contribuir a la aspereza de la piel. A medida que envejecemos, la producción de colágeno y elastina disminuye, lo que puede provocar una disminución de la elasticidad de la piel y una textura más áspera.

Productos de cuidado inadecuados

El uso de productos ásperos o inadecuados para tu tipo de piel también puede provocar asperezas. Algunos productos contienen ingredientes irritantes o secantes que pueden alterar la barrera cutánea y hacer que la piel se vuelva áspera.

Condiciones médicas subyacentes

Ciertas afecciones médicas como el eccema, la psoriasis o la dermatitis atópica pueden provocar aspereza en la piel. En estos casos, es importante consultar a un dermatólogo para un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado.

Es fundamental identificar la causa subyacente de la aspereza de la piel para poder elegir la atención y los tratamientos adecuados para resolver el problema. Si la aspereza persiste a pesar de una buena rutina de cuidados, se recomienda consultar a un profesional de la salud, como un dermatólogo, para obtener asesoramiento médico personalizado.

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¿Cómo tratar la piel áspera?

Para intentar recuperar la piel suave, debes adoptar la rutina adecuada.

Hidratación profunda: La hidratación es la clave para tratar la piel áspera del rostro. Elige una crema hidratante adecuada a tu tipo de piel y aplícala mañana y noche. Elige productos con ingredientes nutritivos como ácido hialurónico, glicerina o aceite de almendras dulces. Para una hidratación aún más intensa, también puedes utilizar un sérum hidratante antes de la crema.

Exfoliación regular: La exfoliación es fundamental para eliminar la piel muerta de la superficie de la epidermis y favorecer la renovación celular. Utilice un exfoliante suave (a base de ácidos de frutas, por ejemplo) adaptado a su tipo de piel una o dos veces por semana. Esto afinará la textura de la piel y eliminará las asperezas. Evite los exfoliantes abrasivos (los de granos grandes) que están completamente prohibidos para pieles sensibles ya que pueden irritar y dañar aún más la piel.

Cuidados adecuados: no existe un producto milagroso, pero para tratar eficazmente la piel áspera hay que optar ante todo por tratamientos cosméticos formulados específicamente para el problema. Busque humectantes como sueros para los ojos y cremas faciales o aceites vegetales con ingredientes calmantes como aloe vera, aceite de rosa mosqueta o manteca de karité. Opte por limpiadores suaves pero eficaces, como geles que contengan ácido salicílico (un excelente antiinflamatorio). Estos ingredientes ayudan a calmar la irritación, reducir el enrojecimiento, limitar las imperfecciones y restaurar la barrera cutánea. También puedes optar por aplicar mascarillas purificantes, hidratantes y reparadoras para aportar a la piel una importante dosis de cuidado.

Protección solar: El sol puede agravar los problemas ásperos de la piel y causar daños mayores. Utiliza siempre protector solar con un factor de protección adecuado a tu tipo de piel, incluso en días nublados. Una protección solar adecuada ayudará a evitar que la aspereza de la piel empeore y a mantener su brillo natural.

Dieta equilibrada: un estilo de vida saludable es un precepto básico. Una dieta sana y equilibrada juega un papel importante en la salud de la piel. Asegúrese de obtener suficientes antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales. Favorece los alimentos ricos en omega-3, como el pescado azul, los frutos secos y las semillas, que contribuyen a la salud de la piel. Evite los alimentos demasiado grasos, azucarados o procesados, que pueden provocar inflamación de la piel.

La piel áspera del rostro puede estar relacionada con la piel atópica, pero no debería convertirse en una fuente permanente de preocupación. Adoptando buenos hábitos de cuidado de la piel y utilizando los productos adecuados, podrás mejorar significativamente el estado de tu piel. Lo importante es hidratar periódicamente, exfoliar suavemente, utilizar los cuidados adecuados, proteger la piel del sol (crema solar todos los días) y adoptar una dieta saludable. Con un poco de paciencia y perseverancia, inevitablemente encontrarás una piel tersa, suave y radiante.

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