Son reconocidos por múltiples virtudes; los alimentos fermentados o principios activos potencian nuestra microbiota de forma increíble y preservan nuestra belleza de forma inigualable. ¿Cómo es esto posible? ¿Cuáles son los beneficios exactos? Te lo contamos todo.

¿Qué es la fermentación?

El alimento, la planta o el ingrediente activo fermentado es en realidad un producto llamado “vivo” que sufrirá una transformación bajo la acción de microorganismos como las levaduras o de bacterias beneficiosas como los lactobacilos. Los carbohidratos (o azúcares) contenidos en los alimentos o principios activos se transformarán luego en ácidos lácticos. A veces la fermentación ocurre de forma natural, pero a menudo es producida por humanos. Es este proceso el que da como resultado el kéfir, la masa madre o incluso el cuajo (un ingrediente popular en la composición de varios quesos). Durante la fermentación, dicho principio activo se vuelve cada vez más ácido, lo que evita que se pudra y produzca bacterias no deseadas como los hongos. Una vez alcanzada la acidez perfecta, está listo para almacenarse durante semanas o incluso meses. Además de su larga vida útil, la fermentación produce sustancias beneficiosas para nuestro organismo, estos son los famosos probióticos. Estos microorganismos responsables de la fermentación estimulan el sistema inmunológico al destruir las bacterias malas que probablemente causen enfermedades. Para alimentos fermentados Facilitan la digestión, para cosméticos con principios activos fermentados ¡permiten que la piel asimile mejor sus beneficios!

¿Cuáles son los beneficios de la fermentación para la flora intestinal?

La fermentación mejora la digestión, reduce la presencia de lactosa (en leches y quesos fermentados) que a menudo irrita el intestino, destruye sustancias nocivas (pesticidas presentes en frutas y verduras), ayuda a la proliferación de probióticos (bacterias buenas), multiplica la Contenido vitamínico de ciertos alimentos... Se dice que también actúa sobre trastornos neurológicos y previene enfermedades como el Alzheimer o incluso la depresión.

Es bueno saberlo: ¡ la cocina asiática está llena de recetas basadas en alimentos fermentados! Este es particularmente el caso de la famosa “sopa de miso” japonesa, donde el miso es en realidad una pasta de soja fermentada.

¿Cuáles son los alimentos fermentados más comunes?

• Chucrut (originalmente chucrut se refiere al repollo que ha sido fermentado en sal y agua).
• Encurtidos (pepinillos, limones, cebollas, nabos, remolachas, zanahorias o incluso rábanos que se pueden encontrar fácilmente ya fermentados en los supermercados)
• Pan de masa madre.
• Productos lácteos fermentados (leche, queso, yogur, sin lactosa).
• Kéfir de frutas (obtenido fermentando frutas con azúcar en agua).

¿Qué pasa con la flora de la piel?

Una piel sana es una piel hermosa. Así como a nuestra flora intestinal le encantan los alimentos fermentados, a nuestra flora cutánea le encantan las fermentaciones cosméticas. Por el contrario, pensamos que la presencia de bacterias incluye una mala higiene… ¡No! Una rica flora bacteriana es garantía de buena salud. Más de 1000 mil millones de bacterias viven en nuestra barrera cutánea. Estas bacterias forman un ecosistema esencial para el buen funcionamiento de la piel. Es decir, un sistema inmunológico superior, eficaz y de rápida curación. Esta barrera natural advierte de cualquier peligro y evita que se desarrollen hongos dañinos. Sin estas bacterias salvadoras es un festín para irritaciones, granos de todo tipo, psoriasis, eccemas y otras complicaciones de la piel que no queremos. ¡Qué desgracia si nuestra flora cutánea estuviera desequilibrada! Por eso son importantes los tratamientos cosméticos fermentados. Al estimular las defensas de la piel, purifican las pieles problemáticas.

¿Cuáles son los beneficios de la fermentación para nuestra belleza?

La fermentación cosmética es bastante revolucionaria. ¡Nos permite sustituir los principios activos más cuestionables y nocivos de nuestros tratamientos cosméticos habituales por plantas totalmente naturales!  Parecería que un tratamiento a base de principios activos fermentados (arroz, leche, frutas, plantas) sería diez veces más eficaz que un tratamiento tradicional. Auténtico cóctel de belleza, la fermentación cosmética hace que los aminoácidos, los ácidos grasos e incluso las vitaminas contenidos en los principios activos del cuidado sean muy asimilables para la piel.

Fermentación cosmética para una microbiota cutánea de primer nivel

Mejor aún, las rutinas basadas en principios activos fermentados ayudarán a mantener la microbiota cutánea. Entonces, ¿qué es? La microbiota cutánea es, sencillamente, toda la flora cutánea. Para conservarla mejor, los cosméticos fermentados permiten que la microbiota no se deteriore. Gracias a los lactobacilos (bacterias que reequilibran la superficie de la piel) se potencian las defensas naturales, se conserva la hidratación y, sobre todo, se eliminan por completo las imperfecciones. Una rutina sana, natural y eficaz. ¿Qué más se puede pedir?

Centrándonos en el ácido láctico: considerado un componente milagroso, el ácido láctico aparece durante la fermentación cosmética. Exfoliante natural, muy apreciado por su capacidad para estimular la renovación celular y mantener el equilibrio correcto del pH en la superficie de la piel. Pensamos en el peeling natural con Kumbucha que es sumamente eficaz pero del que no se debe abusar.

¿Sabías? La fermentación también permite obtener disolventes naturales. ¡Este proceso lo encontramos en la fabricación de eau de parfum totalmente orgánicos y naturales!

¿Algunos consejos para aprovechar al máximo tu rutina de belleza?

Aunque los tratamientos cosméticos fermentados se consideren milagros para nuestra belleza, todavía necesitamos un estilo de vida de calidad para poder aprovecharlos al máximo. Por lo tanto, nos centramos en una dieta sana y equilibrada para una flora intestinal óptima. Evidentemente incluimos en nuestro consumo alimentos fermentados y evitamos al máximo los platos procesados ​​y los productos con aditivos como el azúcar y la cafeína. Desde el punto de vista cosmético, pensamos sobre todo en nuestras necesidades, según el tipo de piel (grasa, mixta, seca, madura, sensible) según la estación (invierno, verano, otoño o primavera, las necesidades varían) pero también según nuestro estilo de vida (contaminación, estrés, sol…). Cuidado con el exceso... ¡higiene! No hay nada peor para una piel frágil que abusar de una higiene excesiva. Preferimos jabones orgánicos y naturales en lugar de geles de ducha que atacan la flora cutánea, evitamos tomar tres duchas al día (si es necesario, evitamos el jabón cada vez), preferimos productos sin alcohol (especialmente desodorantes) y Hidratamos constantemente nuestra piel para nutrirla y permitir que los principios activos del cuidado penetren mejor en ella.

¿Por qué decir sí a los cosméticos fermentados?